A look at the window shows me a self-made river,
an unsustainable vision of collapsing beauty.
The buildings support the river, and the kids, as fish, dream
in between the streets.
The water however, is still.
I hear a crack.
From my window I can only observe the silence of it all;
so distant, so complete.
But opaque, as no stars reflect on the water, nothing,
just pitch black enters my eyes.
Visions of a poetic existence,
of a musical space,
touch me, bring me faith;
only to fall again in the dryness of this water,
you’re unmoving, you’re self consuming,
but maybe I was to late.
Now everything is moving images,
My, my you can never hope to capture but dead presents,
and this is dying as it slowly crawls into my wearines,
it needs to point towards something,
points towards myself:
towards my window that shows me a self-made river.
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En el cuarto, en el cuarto destartalado, entre las paredes, iluminadas por los órganos negros,
Letanías y suspiros divagarán por la sala en unos momentos, pero, por ahora, una unidad empapa el cuarto entero,
una suerte de totalidad que no desprende trascendencia alguna.
¿Acaso, Cristalina, me has traicionado? ¿Será que esta es tu verdadera forma y solo me la has ocultado?
O es que el humano no puede verse morir y la palabra, y la voz, solo lo han criado.
Yace, en un rincón del cuarto destartalado, la fotografía de un reloj tachado. Bravo, sauce negro, encontraste la falla del tiempo humano;
Verdaderos son tus cantos, y ni la ciencia ni la filosofía, ni el arte, acompasan el ritmo de la danza macabra de tu follaje.
En breve arderás como un milagro flagrante, pero nadie cree más en tus historias y tus rimas. Símbolo de la naturaleza, de alguna primitiva raza; a eso serás reducido, y, como todos los grandes profetas, quedarás resumido en algunas letras, de algún estúpido poeta.